Tras el final de la exitosa serie norteamericana The L Word en 2009, su creadora Ilene Chaiken declaró que “desde el principio tomé la decisión de contar la historia de un grupo de lesbianas influyentes ubicado en Los Ángeles. Es una comunidad que conozco, y jamás he pretendido difundir que todas las lesbianas siguen este modelo. Más bien mi planteamiento fue ‘voy a hacer una serie de televisión centrada en un grupo de amigas que viven en ese entorno, que tienen tales posiciones profesionales y que tienen más influencia que la mayoría de la gente’. Fue, en cierta manera, una forma de mostrar unos personajes que todo el mundo querría ser. Ellas no eran perfectas, pero inspiraban y poseían cierto glamour que creo es lo que al público le gustaba ver.”
Pero, más que convertirse en una versión homosexual de Sexo en Nueva York, The L Word alcanzó cotas verdaderamente transformadoras respecto al enfoque de este tema en televisión. Si tenemos en cuenta que el primer capítulo se emitió en el año 2004, cuando los referentes lésbicos en la pantalla todavía eran nefastos o brillaban por su ausencia, difundir que un grupo de mujeres adultas y lesbianas podía alcanzar el éxito social y laboral alentaría las expectativas de muchas lesbianas jóvenes y todavía temerosas de revelarse. Pasar de ser la amiga sufridora y marginada (si no rechazada o directamente enferma) a ser la ejecutiva autosuficiente con pareja estable y perspectivas de formar una familia constituye una evolución evidente. Pasar de ser siempre un personaje contingente a ser indiscutible protagonista, bien pudo considerarse una analogía con muchas lesbianas que de algún modo se sintieran impedidas a tomar el mando de sus propias vidas.
The L Word se extendió a lo largo de seis temporadas, cada una de ellas sostenida y garantizada por la buena acogida de la anterior. Durante su transcurso descubrimos innumerables personajes femeninos de interés, pero por la imposibilidad de reunirlos a todos vamos a repasar únicamente los que constituyeron el pilar argumental de la serie:
Shane McCutcheon: Es uno de los personajes más recordados de The L Word. Andrógina y poliamorosa, trata de sobrecompensar su dramático pasado (fue abandonada por sus padres y tuvo que prostituirse para sobrevivir) con una actitud hedonista ante la vida, disfrutando de todo sin comprometerse con nada. Tiene mucho éxito como estilista profesional en Hollywood, pero su alergia a lo sentimental no le librará de enamorarse en más de una ocasión. Primero será Cherie, la esposa de un ricachón de Hollywood, quien le romperá el corazón. Luego Shane estará a punto de casarse con Carmen, una DJ que logra destacarse entre el maremágnum amoroso de la peluquera, aunque finalmente esta historia tampoco llegará a buen puerto.
Alice Pieszecki: Según mis encuestas, el personaje favorito de muchas de nosotras. Es periodista y creadora de “The Chart”, red de interconexiones sexuales de todos los personajes. Se define como bisexual, pero sus grandes romances a lo largo de la serie serán con mujeres. Tras mucho devaneo cómico iniciará una relación con su mejor amiga, la tenista “armarizada” Dana Fairbanks, quien más adelante nos dejará uno de los momentos más dramáticos de la serie. Entonces nuestra Alice se enamorará de Tasha, una oficial del ejército que tampoco lo tendrá fácil para admitir su homosexualidad.
Bette Porter: La relación que Bette establece con su pareja Tina (de quien hablaremos después), constituye una de las tramas principales y más constantes de The L Word. Bette es la prestigiosa profesora del Centro de Arte Contemporáneo de California, verdadera apasionada del arte (tanto que terminará teniendo su propia galería). Tina y ella parecen un matrimonio feliz (están intentando ser madres), pero su pareja se romperá cuando Bette le sea infiel con Candance. Más adelante sufrirán rupturas y reconciliaciones reincidentes, con su hija Angélica de por medio. Además de Tina, Bette se relacionará sentimentalmente con Jodi, una profesora de la universidad de California.
Tina Kennard: Al principio de la serie Tina está volcada en formar una familia con Bette, pero tras la infidelidad de ésta y sus recurrentes separaciones empieza a centrarse más en sí misma hasta iniciar una carrera como productora en Hollywood. Después de dejar a Bette, Tina comienza una relación con Helena Peabody, que se convertirá en otro de los personajes centrales de la serie.
Jenny Schecter: Jenny es la vecina heterosexual y aspirante a escritora de Bette y Tina. Como imaginaréis, la heterosexualidad le dura menos que nada al entrar en contacto con nuestras chicas y conocer a Marina, la dueña de “The Planet” (centro de reuniones ociosas durante toda la serie). Pero esta historia no sale bien y a partir de entonces nuestra Jenny empieza a sufrir una especie de decadencia metafísica. Compartirá un triángulo amoroso con Shane y Carmen, después conseguirá estabilizarse un poquito con Nikki (actriz que protagonizará la adaptación al cine de su libro), y por último reincidirá con Shane antes de sufrir un final tan misterioso como trágico.
Tras el cierre de la sexta temporada en 2009, se estuvo especulando con la posibilidad de culminar la historia con una película (al fin y al cabo nadie olvida que el final de la serie quedó más que abierto), o incluso con un spin-off. A día de hoy todavía no tenemos noticias positivas al respecto, pero mientras esperamos podemos aprovechar para ver la serie una y otra vez, y de paso tomar nuestras propias conclusiones sobre el final. La verdad es que yo lo tengo bastante claro. ¿Y vosotras?
Inma Miralles
Aun no la he visto pero tengo amigas que me han dicho que es muy buena, y por lo que acabo de leer creo que es muy interesante las historias de cada personaje xq plasman es el día a día de cada chica que es gay, y que en la vida real le puede pasar a cualquiera……….saludos desde Peru, les prometo verla
La serie completa con sus seis temporadas la puedes ver en series pepito, es una aplicación que te la tienes que descargar y esta muy bien. Hablando de la serie es una pasada son de las que ves un capitulo y estas deseando ver el siguiente, tiene unas escenas de las que te ponen a tono, te la recomiendo. Un saludo
la he visto mogollon de veces y no me cansa aunque lo curioso es que el ultimo capitulo, (creo que es el 6×8) solo lo he visto hasta que “Xena” interroga a Nikki y sale lo de los rollos de la pelicula a partir de ahí o sea el resto hasta el final no lo he visto,creo que es una media hora . Eso si me encanta y espero ver algun dia esa media hora que me falta…( media hora mas contigo L World, me permito un guiño a esa pelicula) y mas teniendo en cuenta que la primera temporada la vi al mismo tiempo que la pasaban en eeuu aunque en castellano de sudamerica, pues se la pasaron a una amiga y luego ya en el canal plus
¿Y cuáles son tus conclusiones sobre el final, querida reportera? 🙂
No me gusta esa serie: también existes bolleras no tan glamourosas. ¿Qué pasa con las paradas, las que trabajan en empleos no tan importantes? Las escenas de sexo sí son reales al cien por cien, pero me aburre el guión de la vida de estas ricachonas.
Y me cae como una patada en el culo Shane. Hala, ya lo he dicho XD
La perra
Hay un documental sobre la serie dónde precisamente se trata este tema. Algunas de las productoras/editoras y tal participaron años antes el la película “Go Fish”, ahí se las catalogó precisamente de lo contrario, es decir, de retratar a las lesbianas únicamente como “camioneras” o “machorras” (dos términos que no me gustan nada pero que todo el mundo entiende). Sin embargo, opino que tienes cierta razón ya que en la vida no todo el mundo triunfa ni tiene tanto éxito en sus respectivas profesiones pero, creo y esto es solo mi opinión, que si unas hubiesen tenido avances en sus carreras y las otras no, el grupo se hubiese separado probablemente ya que el nivel de vida no sería compartido.
Essa série é perfeita! A Dana Fairbanks é a minha personagem favorita s2 Senti falta dela nessa postagem t.t
[…] cubierta de cientos de estereotipos. No fue hasta la llegada de la serie lésbica por excelencia, The L Word, cuando comenzamos a ver personajes que realmente se podían acercar a la realidad. Desde ese […]