Mi hermana tiene 12 años. Mi madre 52. Las invito a las dos al cine. ¿La película? Sufragistas. Mi madre es una gran mujer, pero es de esas que dice que no es machista ni feminista. Mi hermana sabe muchas cosas para su edad. Es graciosa, lista, pero no tiene idea de que puede tener una gran vida, estudiar, ser libre, votar, elegir, decidir, gracias a que durante muchos años otras mujeres quisieron una vida mejor para ellas mismas y cambiaron la historia de las mujeres.
Las casi dos horas que dura la película estamos absolutamente entregadas. La sensación que me invade es de profunda admiración y orgullo por las de mi sexo. Porque ha sido tan, tan difícil. Porque ha sido darse golpes ante un muro de hormigón que es el patriarcado. El mundo se dibujó con el objetivo de que la mujer fuera (y sigue siendo) una actriz secundaria. Una nota al pie de página.
Conseguir el voto. Suena sencillo, suena hasta evidente. Pero no lo fue. Las sufragistas perdieron mucho: el respeto de la comunidad, el trabajo, la familia, la libertad, incluso la vida. Mujeres fuertes y organizadas. Mujeres entregando hasta lo que más amaban para conseguir el voto, el voto que es más que el voto. Es la sensación de una sociedad más justa, leyes más amables, más equilibradas. Igualdad. Tener derechos sobre los hijos (en ese tiempo pertenecían legalmente al padre), derechos laborales (la desigualdad de salario con los hombres era profundamente abismal), derechos sobre sí mismas (su cuerpo, sus decisiones), entre muchos otros.
La lucha por los derechos de la mujer fue pacífica durante muchos años. Un canto suave ante una puerta muy cerrada. “Acciones, no palabras” fue la clave. Se desata la rabia (antes de Sufragistas, la película iba a titularse “La furia”), y esa rabia es el punto de unión de varias mujeres, como Maud Watts (Carey Mulligan), una joven trabajadora de clase obrera, explotada desde la infancia, que pone cara a las miles de mujeres anónimas que lucharon por el voto femenino en la Inglaterra de comienzos del siglo pasado. Para lograr una representación más real; Sarah Gavron, la directora, y su equipo, hicieron un extenso trabajo de investigación. Estudiaron los diarios y las memorias de esas mujeres, así como registros civiles y textos académicos. Tras ello se creó el personaje de Maud.
La película fue escrita por Abi Morgan (The Invisible Woman, La dama de hierro), y cuenta con la participación de Carey Mulligan (El gran Gatsby, A propósito de Llewyn Davis, Drive), Helena Bonham Carter (Los Miserables, El discurso del rey), Meryl Streep (Ricki, Deuda de honor) y Anne-Marie Duff (No confíes en nadie, Parade’s End).
Sufragistas es una de esas películas imprescindibles para entender el mundo, para entender nuestra historia y a nosotras mismas. Para tomar conciencia del trabajo que queda por hacer. Algo cambió en mi madre y en mi hermana. Y, seguro, algo cambiará o se reafirmará dentro de ti.
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