La semana pasada tuvimos la suerte de asistir al estreno en Madrid de Rafiki, una película keniata ambientada en Nairobi, sobre dos jóvenes, hijas de dos familias enfrentadas políticamente por la Asamblea del Condado, que se acabarán enamorando. Nos ha sorprendido la increíble calidad de la fotografía y la música de la película, así como la grandiosa interpretación de sus protagonistas. El estreno de Rafiki en la capital empezó con la sala abarrotada -ni una sola butaca libre- y acabó con toda la sala de la Cineteca de Matadero aplaudiendo. Si quieres ver la película y vives en la capital aún estas a tiempo. El festival Lesgaicinemad la proyectará de nuevo en su Ceremonia de Clausura, el Domingo 11 a las 19.00 en la Cineteca Borau de Matadero.
La suerte de Rafiki también ha sido su desgracia. Fue elogiada en Cannes (foto portada) por talentosa y valiente -era la primera película keniata en la historia del festival- y promovida para competir en los Oscars. Tal éxito internacional ha supuesto un revuelo tremendo dentro de sus fronteras, cuyo gobierno se echó las manos a la cabeza y la prohibió por incitar a la homosexualidad. Wanuri Kahiu, su directora, ha sido tan atrevida para rodarla como para demandar al gobierno de su país por prohibir su proyección en el país. ¿Y lo más increíble? Ganó la denuncia. La jueza Wilfrida Okwany dictaminó que Rafiki pudiera proyectarse en su tierra de origen, aunque una única semana, donde las salas del cine se desbordaron por completo.
El jefe del Comité de Clasificación de Películas de Kenia, Ezekiel Mutua, se ha hecho famoso por poner el grito en el cielo en contra de la exhibición de la película: “Sería una tragedia y una verguenza que las películas homosexuales definan la cultura keniata. Así no es como somos y la homosexualidad no es nuestro modo de vida” fueron sus homófobas declaraciones.
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Los creadores de la cinta están tan felices por el éxito de la película como espantados por lo que está pasando en su continente: “Hacer una película sobre dos mujeres enamoradas, ambientada en Kenia, significa desafiar su ideología, profundamente arraigada sobre las relaciones entre personas del mismo sexo (…) Durante los últimos 5 años de desarrollo de este guión y proyecto, hemos visto avances preocupantes en el clima anti-LGBTI en el este de África” –en referencia a las nuevas leyes homófobas de Uganda-.
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