Irshad Manji es una mujer con mucha historia a sus espaldas y una circunstancia única: Es lesbiana, activista reconocida en el mundo entero, y del Islam.
Parece contradictorio, ¿verdad? Cierto es que religiones como la suya no parecen ser especialmente feministas ni estar muy dispuestas a respetar la diversidad sexual, sino todo lo contrario, pero Irshad reivindica que, con una actitud crítica y comprometida, la unión de feminismo e Islám no es tan imposible. Manji es abiertamente lesbiana, siendo su relación mas sonada la mantenida con la también activista Michelle Douglas en la década pasada.
Nacida en Kampala (Uganda) y de origen egipcio y gujarati, Irshad fue expulsada de su tierra natal junto a los suyos por su origen asiático cuando sólo contaba 4 años de edad, lo que llevó a su familia a establecerse en Canadá. Toda su adolescencia y juventud estudió el Islam empapándose de todos los libros, artículos y publicaciones que encontraba.
En sus estudios fue Matrícula de Honor e incluso obtuvo la Medalla de Gobernador General por sus resultados en su posgrado en Humanidades. Cuando se lanzó al mundo laboral lo hizo con el mismo talento: Periodista, empresaria, directora de documentales, escritora. En estos 20 años de vida profesional, Irshad ha hecho de todo.
Sus dos focos de acción son claros: Por un lado su propuesta de reformular el Islám y por otro su activismo LGBT y feminista.
El New York Times la llamó, con humor, “la peor pesadilla de Osama Bin Laden”, y es que, a sus 47 años, Irshad ya es una pensadora destacada que se atreve a cuestionar a viva voz el fundamentalismo islámico y las interpretaciones simplistas del Coran, defendiendo a ultranza el pensamiento crítico y libre dentro de su religión. Con este objetivo, la activista ha impulsado una organización dedicada a la creación de una red de musulmanes interesados en una reforma liberal del Islam. En su pretensión de potenciar la libertad de pensamiento en el Islam y fuera de él, también ha fundado y dirige el Proyecto Coraje Moral dentro de la Universidad de Nueva York, donde entrena a los jóvenes a tener un pensamiento libre y comprometido, convertir sus valores en acciones, mantener la motivación y planificar y llevar a cabo su activismo. El Proyecto es todo un éxito y tiene actualmente incluso un canal de Youtube, (Moral Courage TV), donde se cuenta la historia real de diversas personas activistas en lucha contra la homofobia, el acoso laboral, la corrupción, el tráfico de armas, etc.
Manji es una ensayista de éxito. Su libro “El problema con el Islam hoy” se ha traducido a 30 idiomas y ha alcanzado rincones recónditos del planeta. En él explica su teoría de que la influencia árabe en el Islam se llevó la individualidad de la mujer, que pasó de ser un sujeto a ser un mero objeto. Su creación más reciente, “Alá, Libertad y Amor”, lanzada en 2011, también ha llegado a numerosos países e idiomas. Como ella misma explica en su web oficial, “este libro clama por hablar todo lo que el mundo se empeña en callar…es una guía para convertirse en un ciudadano del mundo valiente”. En sus escritos, Manji se niega a unirse a un ejército de robots en el nombre de Dios y critica con preocupación que la gente musulmana no se atreva a cuestionar su propia religión por miedo a represalias terrenales y divinas.
Como periodista, ha ganado varios premios, y participado en los medios de comunicación LGBT locales e internacionales más importantes, visibilizando a varias personas homosexuales dentro del mundo musulmán. Sus artículos han aparecido en numerosas publicaciones, siendo una figura de referencia para medios como la BBC, la Fox, periódicos como The Times o The Wall Street Journal y organizaciones como Amnistia Internacional.
Toda esta lucha contra corriente no ha sido fácil, como desgraciadamente era de esperar; Los libros de Manji han sido prohibidos en varios estados, sus presentaciones literarias han sido varias veces asaltadas por grupos fundamentalistas y ella personalmente ha sido amenazada de muerte. Como explicaba en una entrevista a la CNN hace unos años, las ventanas de su casa están equipadas con vidrio antibalas. En el documental, producido por ella misma, “La fe sin miedo”, Manji relata las dificultades y peligros que ha enfrentado en su activismo.
En una época tan convulsa como la nuestra, son tan necesarios como admirables su valor y su compromiso social. No sin dificultades, esta mujer deshace estereotipos y une fronteras, culturas y credos.
Gracias Manji.