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Ser real. Por mí y por tí

, publicado el 1 Abril 2012

[caption id="attachment_36" align="alignleft" width="300"] Directora Revista MíraLES[/caption]

¿Qué es existir? ¿Basta con inspirar y espirar para decir que existimos? Respirar es, básicamente, el acto que diferencia a los que estamos sobre la tierra y los que descansan bajo ella. A lo largo de la historia han sido millones las mujeres que han inspirado y expirado. ¿Pero realmente han existido? Recuerdo que en una ocasión un estudiante de periodismo entrevistó a una amiga mía, activista lesbiana, y le preguntó en qué año habían llegado las lesbianas a Chile.

Me reí a carcajadas hasta que las carcajadas me retumbaron en la cabeza, sonaron inocuas y me silenciaron por dentro. Porque el respirar no es y nunca será suficiente. Porque en ese momento comprendí que ni siquiera sabía en qué año había llegado yo misma a mi propia vida, a ocupar el espacio de mis pensamientos y a tratar de estirarme lo máximo posible para poder llenar mi propio cuerpo conmigo y no con lo que había aprendido durante años; no con los miedos, las inseguridades y los prejuicios de los demás.

La apropiación y ocupación del propio cuerpo y propia mente es un acto de rebeldía que requiere tomarse la molestia de anexar al acto de respirar el acto de mirar, el acto de escuchar y el acto de cuestionar. Y, sobre todo, el acto de luchar.

Me encanta la definición que la Real Academia Española hace del existir: "Ser real y verdadera". Durante siglos a las mujeres se nos impidió ser reales y verdaderas, se nos impidió existir. La historia ha sido escrita por hombres y las libertades y esclavitudes han sido decretadas por ellos.

Las leyes y las iglesias moldearon con increíble precisión una silueta femenina que respiraba al servicio de los hombres, los hijos y el hogar. Afuera quedaron las brujas, las locas, las lesbianas, las enfermas, las pervertidas; afuera quedaron las que querían existir.

La teóloga alemana Uta Ranke afirmó que "de todos los innumerables pecados cometidos a lo largo de su historia, de ningún otro debería arrepentirse tanto la Iglesia católica como del pecado cometido contra la mujer y todo lo que implica su condición humana y femenina". No sólo estoy completamente de acuerdo con Ranke, sino que además hago extensiva su crítica a otras religiones y a la mayoría de las interpretaciones que se hacen de los libros supuestamente sagrados.

¿Dónde están las lesbianas musulmanas? El equipo de MíraLES ha pasado meses tratando de encontrar una voz. Sabemos que hay muchas, sabemos que respiran. Pero existen muy pocas, atemorizadas en una sociedad que no les permite ser reales y verdaderas. Yo existo. No conozco lesbianas musulmanas, pero quiero existir por mí y por ellas. Los cuentos infantiles nos los contaron mal. En el cuento más importante de todos, el que nos contamos todos los días a nosotras mismas, en el que nos atribuimos victorias y derrotas, en el cuento de la vida real, las princesas azules pueden rescatarse unas a otras. Nada se nos ha dado gratuitamente. Hemos luchado por nuestra educación, nuestro derecho a sufragar, nuestra inserción laboral, nuestros derechos reproductivos, nuestro derecho a decidir en nuestro cuerpo, nuestro libre albedrío. Somos poderosas y fuertes. Y mientras tengamos conciencia de esto, existimos. Y mientras queramos existir por nosotras y esforzarnos en existir por otras que aún no pueden hacerlo por ellas mismas, contamos y nuestra respiración deja de ser un acto vano. El aire que sale de nuestro cuerpo se convierte en una corriente poderosa que puede hacer temblar la tierra.

Categorías: Editorial , Opinión
Etiquetas: amor , lesbofobia
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