La suerte. ¿La suerte? Ganar un bingo disputado por cincuenta personas, ganar un número de lotería anhelado por miles. Obtener el interés, e incluso el amor, de una chica especial. No cualquiera, porque si no, no es suerte. Una chica especial, deseada y buscada.
Suerte. Así se llama lo que algunos me acusan de poseer. Ese mágico don que se materializa a las tres de la mañana, cuando estás en un bar y te das cuenta de que la chica que te parece guapa también te mira. También le gustas. O cuando esa compañera de trabajo que te tiene loca acaba durmiendo en tu cama. O cuando aquella chica que te tiene con los sentimientos desbordados te dice que también te quiere.
Suerte en el amor materializada. Suerte en el amor palpable. Suerte en el amor que, según dicen, no poseen aquellos que tienen suerte en el juego.
¿Pero cuando el amor es un juego o se juega al amor?, ¿de qué lado se queda la suerte? No se puede tener ambos dones. No se puede tene
Ana, la chica que tiene mis sentimientos desbordados, estaba destinada a tener buena suerte en el amor. Yo la quiero. Otras muchas la han querido querer hasta el insolente punto de quererla sin su consentimiento.
Yo tengo buena suerte en el amor. Ana tiene buena suerte el juego. Así, enfrentadas, la victoria se queda de su lado. Mi suerte se rinde ante su arte, su arte de maquillar mundos y emociones, su arte de cambiarme, de hacerme transar lo que parecía inamovible en mí. Su arte de descubrirme luces y sombras que yo desconocía cargar y proyectar.
Su arte para hacerme abrazarla por las noches aún sabiendo que nuestro amor era su juego. Supongo que después de un tiempo soy capaz de contradecir a mi hermana cuando se refiere a mi buena suerte en el amor. Soy capaz de sostener que ésta no es poder llevarme a quien quiera a la cama. No es ligar ni enamorar. Es resistir la buena suerte en el juego que tienen ciertas mujeres. Es salir indemne. Es salir entera. Es no querer regresar. No querer volver a besar.
Pero hay batallas que se libran aún sabiendo que se van a perder. Así como hay mujeres que se aman aún sabiendo que tienen suerte en el juego, pero nunca te traen suerte en el amor.
Te has tirado a tu psicoanalista? jajjajjajaja.Suerte amiga
Si Ana juega contigo no es una historia de amor, por muchos sentimientos que tengas. Mejor buscar una que merezca la pena de verdad
Doctora, me encanta como escribes y la forma de contar este bollodrama. Enhorabuena!!
Llevo leyendote ya algunas lunas, y me encanta tu franqueza. Y aunq que se aprenda a jugar o se ame como nadie mas. Siempre es una moneda lanzada al aire: 50 y 50… de quien depende a donde se inclina la balanza?
A veces se cansa uno de amar, y tiene ganas de jugar aunque no se si con suerte o no.
Bellos pensamientos los tuyos.
No podemos vivir sin saber qué c*ñ* va a pasar con ANA!!!! O.O