Hace unas semanas una compañera de un curso me contó que estaba entre dos caminos. Camino A era una chica que había conocido por internet y con la que llevaba unas semanas saliendo. Una chica buena, agradable, encantadora, generosa, con la que sabía que podía llegar a tener una relación estable de aguas quietas. El camino B era lo que yo llamo “el tormento”.
La RAE define “tormento” de las siguientes maneras. “Angustia o dolor físico”, o “persona que causa dolor físico o moral”. Yo creo que lo que más se ajusta al perfil de la lesbiana tormento es la definición de “Tormento de gota: que consiste en dejar caer gotas continuamente sobre el mismo punto de la cabeza de la víctima”.
¿Cómo saber si tienes una mujer tormento en tu vida? Pues porque eres víctima de la tortura de la gota. Quien dice gota dice también pensamientos. Una mujer que te cae sobre la cabeza una y otra vez. Un pensamiento sobre otro. Pensamientos inocentes del estilo de: “qué estará haciendo”, “esta película (libro, fotografía, paisaje, café con leche (y mil cosas) le gustaría…”, “cuánto se reiría con esto”. Pensar que le cuentas cosas, pensar que le preguntas cosas, pensar, simplemente pensar de manera recurrente. Un pensamiento inocente tras otro, como una gota sin mucha fuerza, una gota que, aislada, no te puede mojar. Pero las gotas suman, y el tormento de la gota también. Hasta que va dejando huellas, agujeros en tu racionalidad. Y en tu nostalgia.
La mujer tormento puede ser una ex novia, una ex amante, una amiga (o ex amiga), conocida, compañera, etcétera. Una mujer que se te quedó clavada en el pensamiento, o en el corazón, o entre las piernas. La mujer tormento suele protagonizar historias inconclusas, historias poco claras, historias intensas, historias.
Pero también la mujer tormento, que goza de buena flexibilidad y encaja tan bien en el pasado como en el presente y el futuro, puede ser alguien que recién estés conociendo. Volvamos a lo que os contaba. La chica y su camino B. Ella ya sabía que camino B sería una mujer tormento en su vida. Eso te lo dice el propio cuerpo. Cuando estás en presencia de alguien que te sacude interiormente, que parece tener el poder sobre tu sistema nervioso parasimpático. Alguien que, intuyes, no tendrás en tu vida de manera estable o quizás sí, pero no por demasiado tiempo. Alguien a quién le temes, pero te seduce y te atrapa. Alguien de quien, aunque te alejes, sigue estando presente en tu vida como el tormento de la gota de agua.
“Sé que con camino A estaré estable y bien. Que me hará bien. Pero camino B me atrae de una manera incontrolable. Dice que no está lista, que está saliendo de una relación, que no sabe lo que quiere. ¿Qué hago?”, me preguntó mi compañera que, a la vez, es ella misma el tormento de camino A. Porque esto va en cadena. Yo tengo un tormento y mi tormento tiene uno. Yo soy el de otra.
Supongo que ya sabéis que le aconsejé. Yo misma tengo mis heridas de guerras. Mis agujeros en mi nostalgia y en mi racionalidad. Pero siempre he sido amante de vivir. De arriesgar. De morir y volver a empezar.
Me encantan todos tus articuloss!!
Saludos desde Colombia
Un día de tormento y éxtasis es preferible a mil noches de hastío y conformismo.
Acabo de descubrir esta página y tu relato. Realmente fantástico, real, de una franqueza que engancha. Os seguiré leyendo.
Uy, yo tengo un “tormento” en mi vida, un mini-lio que me dejó marcada y a ella no. La veo poco, pero la tengo siempre en la cabeza, aunque ella no quiere nada conmigo, asi que nada.
Un saludo
Vaya putada… ojalá algun dia la historia cambie, suerte y ánimo 🙂
Depende de qué quiera. A y B ofrecen cosas distintas, ni mejores ni peores. Y además sea cual sea la elección, nunca hay garantías, así que a decidir y para adelante! Q de todo se aprende si uno quiere.
Lo que quizá tengamos que aprender es a arrancarnos el tormento del alma. Y de la memoria.
Yo estoy en ello
Yo también
Me too
Auch… diste justo en el clavo…=( Que feo eso que no puede ser, y sin ambargo Es…
Hacia mucho que no entraba por aqui..con eso..hace tanto que no leia la columna ..me he puesto al dia un poco con tus columnas..y sigues siendo tan buena como siempre..siempre me quedara la fiesta del verano 2009 en la que no te recogí..espero verte pronto por alicante..
Es inceible como al final somos un tormento para una y a veces otra es nuestro tormento. Yo atormento a veces sin querer, o queriendo. Quien sabe, quizás soy una zorra
Zorra 😛
Esto es lo que yo siempre he llamado: Una “luz blanca”, y una “luz negra”, todos tenemos o vamos a ver pasar por nuestra vida una de cada… las luces negras tiran mucho pero hacen mucho daño psicológico (por las norias incesantes), las luces blancas suelen traer una rutina que quizá no soportemos jej
La vida es así, riesgo y misterio.
Pero eso es un poco o conformarse o morir, no?
quien no ha tenido una de estas dos luces? pero siempre hay un punto en donde si te pones a pensar que es lo que quieres para ti, aprendes a tener un equilibrio y por que no? ni blanca ni negra, encuentras a tu luz amarilla 😀
Para no tener tengo dos y una hetero. Jaja, digamos que mi vida es una montaña rusa en estos momentos. Bueno articulo.
Pues deberías escribir un articulo de eso, seguro que es muy interesante 🙂
No se si acá se animen a publicar algo mio. Pero, la idea no esta nada mal jaja.
muy bueno el artículo, a quién no le ha pasado?
A todas un poco… 😉
mi tormento es una hetero con ganas de probar cosas nuevas o por lo menos eso me dicen sus miradas y sus sonrisas regaladas, pero el miedo que recorre tu cuerpo al recordar que es ni mas ni menos que la mujer de tu jefe (uno con muy mala leche si me lo preguntan) automaticamente los impulsos se echan para atrás y es que a veces solo nos queda soñar y por qué no, divertirse siendo el tormento de los demás.
Esas hetero con ganas de probar normalmente acaban siendo lesbianas, te lo digo por experiencia
Ay, mi tormeento. No. Ella, “mi B” no es lesbiana. En teoría yo tampoco. Pero desde que empezaron a gotear las esencias de B en mi vida, ni A es A, ni yo soy yo ni puedo quitarme a B de la cabeza y del sueño erótico. Fin. O principio. En todo caso y como dice la canción de Pedro Guerra, “todo es desorden y andan con risas los fantasmas”..
Jajajaaj, entonces como va esto. A es un chico? y B una hetero. Pero te has liado con B?
Me acaban de pasar este enlace y me ha gustado mucho esta página. En especial esta entrada porque me siento muyyy indentificada. No sólo tengo un “camino B” en mi vida, sino que yo soy el suyo. A decir verdad, la tormenta está durando más de la cuenta, pero a diferencia de ti, yo soy muy cobarde y no arriesgo :/
Que cagada! Ahora vengo a descubrir que tengo un tormento de 8 años… Imaginate como es mi estabilidad emocional y racional a estas alturas…
Qué buena descripcion! Y creo que si, que tengo una lesbiana tormento en mi vida…Pero a mi eso de la tortura no me va…o no por mucho tiempo. Asi que intentaré sacarla de mi vida lo antes posible. Gracias por el articulo.
Mi tormento es una personara q no sale de mi cabeza hace mas de 1año y medio … Yes una reprimida q por orgullo nunca va asumir lo que es realmente pero la kiero demasiado y es un tormento de luz negra para mi y eso a mi me. Encanta aunque no este conmigo y se muera por tenerme.. MUY BUENO EL ARTICULO ..COMO SIEMPRE GRACIAS
Sinceramente, cuando alguien quiere estar contigo está. No manipula, no controla, no te tiene ahí “pensando” o “intentando adivinar lo que le gustaría” sino que comparte contigo y le hace ilusión hacerlo porque te valora. La mujer tormento es un fracaso de quien esta atormentada, porque consiente ese maltrato. Simplemente hay que perdonar a esa mujer tormento y dejarla atrás para que si hay más tormentos no seas tu misma el de otra sino ella y solo ella y sus fracasos en sus relaciones. Y tu ya no tengas nada que ver con todo ese dolor, y seas libre de tormentos.
Vale ya de insatisfacción, de idealizar historias imposibles. Qué pesadez! Se puede tener una historia apasionada y estable. Coño ya. A lo mejor es que algunas os conformáis con cualquier historia fácil y os convertís en frustradas durante toda esa relación. Lo siento, pero no creo en la dicotomía coñazo vs. pasión. Me parece futura carne de psicoanalista low cost.