Últimamente, la inclusión de personajes LGTB en películas de cine está siendo motivo de muchas conversaciones y noticias. Por ejemplo, el personaje de LeFou en la película de “La Bella y la Bestia” recientemente estrenada, la Power Ranger amarilla, que será lesbiana, o todo el movimiento que hubo en Internet a raíz del hashtag “Give Elsa a Girlfriend“.
Visto así, algo de luz parece estar entrando a la gran industria del cine que históricamente se ha centrado en el amor heterosexual por una abrumadora mayoría. Pero, ¿es realmente una apuesta por la visibilidad del colectivo LGTB? O, como ya señalan algunas voces críticas, ¿tan solo se trata de la mercantilización de este colectivo, de una solución económica más que social?. ¿O más bien asistimos por fin a la normalización de la orientación sexual en el mundo de cine?
El avance de los derechos LGTB lleva diferentes ritmos según el país de que se trate. Por ello, podemos entender que aquellas productoras con voluntad internacional, valoren el impacto que la inclusión de personajes LGTB puede tener en la distribución de la película. Por ejemplo, Rusia va a calificar la nueva película sobre los Power Rangers como +18 por la existencia de una personaje abiertamente LGTB.
Así que es de reconocer que, si la inclusión de estos personajes puede mermar sus ingresos, quizá se trate de una apuesta de la industria cinematográfica por la inclusión y la normalización. Pero también es cierto que el hecho de incluir personajes LGTB no implica la inclusión de tramas LGTB. De hecho, rara vez ocurre esto y más bien son imágenes sueltas que dan a entender que ese personaje en concreto es homosexual. Además, que la proporción de personajes homosexuales sigue siendo muy escasa. Por tanto, la verdadera intención de las grandes productoras cinematográficas sigue siendo una duda.
De todas formas, en la última gala de los Óscar se produjo un hecho revelador. Cuando todo apuntaba a que ‘La La Land’ iba a hacerse con las estatuillas de mayor renombre, sorprendió ‘Moonlight’. ‘La la land‘ era la representación del sueño americano, del “american way of life” y todo ello a través de una pareja heteronormativamente perfecta y blanca. Sin embargo, ‘Moonlight’ era una película de minorías: minoría étnica, minoría sexual y minoría presupuestaria. Todo parecía indicar que, efectivamente, el Óscar a la mejor película recaería sobre el musical (y más, si tenemos en cuenta el historial de la relación entre estos premios y la diversidad sexual), cuando se pronunció, de repente, el nombre de ‘Moonlight’, aunque no sin escándalo.