Acabo de terminar el capítulo final de la última temporada de The L Word Generation Q. Y me ha costado, ¿eh?
Estoy anonadada. Ojalá fuera porque la trama ha sido interesantísima, pero en realidad mi sorpresa se debe a todo lo contrario. ¿Qué le ha pasado a esta serie?
The L Word es la serie que dio visibilidad a las lesbianas en todo el planeta, con unos personajes que nos enamoraban y entretenían a partes iguales. Atrás quedan la misteriosa Marina, la guapísima Helena Peabody o la locaza de Jenny.
Lo que le sucede a los personajes en esta nueva generación de la serie es que son anodinos, no consiguen captar al público porque están mal narrados, y sus historias son profundamente aburridas.
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ATENCION ¡SPOILERS!
¿Qué significa ese absurdo final en la relación entre Finley y Sophie? ¿Qué sentido tiene la deriva sentimental de Dani qué nos quieren contar? ¿Cómo puede ser que a Tess, ex alcohólica, la pongan a trabajar en un bar poniendo copas? Y Finley, también ex alcohólica, trabaja con ella al salir de rehabilitación. Todo muy normal.
Por supuesto, Tess acaba bebiendo y drogándose por las esquinas, y es que su chica, Shane, le pone los cuernos cuando está a punto de perder a su madre, y en las primeras semanas del duelo de la pérdida de ésta, la vuelve a dejar. Al final Shane se encuentra a Tess alcoholizada en la boda de Tina y Bett, cayéndose sobre la tarta, y se desentiende totalmente de ella. Vale que Shane haya sido siempre la malota de la serie, pero ¿egoísta hasta este punto? ¿Qué deriva del personaje es esta?¿Todo lo que ha aprendido Shane en 20 años es a romper los cristales del coche de los amantes de su sobrina?
¿En serio Micah y Maribel lo dejan cuando les llega el semen del donante por la discusión más tonta del mundo? Y por favor, ¿a qué viene el accidente de tráfico de Gigi?
No pude dejar de pensar durante toda esta última temporada si los guionistas estaban en plenas facultades, porque los capítulos no se sostienen ni en el concepto básico de Planteamiento-Nudo-Desenlace.
La única historia coherente es la de Bett y Tina, y llego a pensar que aguanta porque solo ocupa 3 capítulos.
En definitiva, The L word es una serie lésbica legendaria que no debería ser maltratada de esta manera. No tiene sentido que en estas tres nuevas temporadas de la nueva generación sean los personajes de Shane, Alice y Bette los únicos que mantienen despierta nuestra atención.
Nos hemos quedado sin Bette. ¿Podrán Shane y Alice hacernos aguantar una temporada más?
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