Una lanza a favor de la red

En los tiempos modernos que corren, las prisas, el trabajo y las diferentes ocupaciones nos impiden relajarnos y sentarnos tranquilamente a charlar con los amigos. Vamos corriendo de un lado para otro y dejamos de lado las relaciones humanas. Tener un buen amigo o una pareja con este tren de vida, a veces, se nos forja imposible. Sin embargo, debido a las nuevas tecnologías, la forma de relacionarnos ha cambiado. Podemos mantener contacto con diferentes sujetos a kilómetros de distancia, en cualquier parte del mundo, en cuestión de segundos. Atrás han quedado las semanas de espera del correo, con el corazón en un puño, hasta tener noticias de la persona querida.

Unos porque no tienen tiempo, otros porque se consideran demasiado tímidos, otros por diversión, otros porque desean conversar con alguien sin ser juzgados por su condición sexual… La cuestión es que no importa el motivo que nos pueda llevar a buscar tener relaciones a través de la red. En realidad no hay mucha diferencia entre un lugar y otro. Igual puedes coincidir con personas encantadoras y simpáticas, que con algún depravado.

Existen muchas dudas a la hora de iniciar cualquier tipo de relación a través de Internet, ya sea de amistad o sentimental. La mala fama que se ha ido creando debido a las falsas identidades ha provocado que muchos individuos sean reticentes a utilizar este medio para abrir su corazón a alguien. Pero la verdad es que el riesgo que corremos y la inestabilidad de la que somos objeto al involucrarnos con cualquier persona, puede darse tanto en la vida real como en la internauta. En el trabajo, en los bares y discotecas, e incluso en nuestros propios barrios, podemos encontrar personas que muestren una doble cara, ya que la sinceridad es algo que va dentro de nosotros y nada tiene que ver el tener frente a ti a un individuo.

Tanto en el universo virtual como en el mundo que llamamos real nos pueden mentir y nosotros creer esas mentiras. Hay muchas opiniones al respecto. Unos piensan que la red nos ofrece una gran desventaja respecto al mundo real, debido a que nos falta el lenguaje corporal, que nos puede facilitar información a la hora de averiguar quién miente y quién no. Sin embargo, ese inconveniente lo podemos transformar en una ventaja pues, al estar alejados, podemos tomarnos el tiempo necesario para conocer a esas personas, algo que en el mundo real es imposible.

Cruzar la línea ente la fantasía y la realidad solo es una decisión personal. Si bien es cierto que algunos mienten, la realidad es que el estar sentado al otro lado de la pantalla te permite conectar y descubrir la esencia de esa otra alma que te transmite sus gustos, sus experiencias y sus sentimientos. De hecho, hay muchos que se encuentran más cómodos al expresarse de forma escrita, ya que a través de este medio no sienten el peligro de ser rechazados y se expresan con más libertad. En el ciberespacio se prescinde del cuerpo. Las relaciones cara a cara no son esenciales para establecer una relación con otras personas en cualquier parte del mundo. A través del lenguaje escrito se pueden percibir muchas más cosas. No es necesario tener que estar en contacto físico con la persona. Se crea un ambiente tan especial que se puede respirar la esencia de ese sentimiento.

No se puede negar que en el universo virtual carecemos de algunos sentidos (no podemos tocar, oler ni degustar), pero ¿son realmente necesarios a la hora de entablar una amistad? Muchas de mis amigas, a las cuales he conocido a través de Internet, han compartido conmigo alegrías y penas; he llorado y reído con ellas y las he sentido tan cerca como si vivieran en el piso de al lado. Ellas me han hecho partícipe de sus amoríos, de su felicidad y de su tristeza. Igualmente, me he dado cuenta de que, aunque a veces lo necesito, no siempre es preciso dar un abrazo físico para saber que estamos ahí leales y hasta cómplices de nuestro día a día.

Sé que aquí y allá encontraré gente a la que quiera y aprecie, con la que podré vivir momentos maravillosos, y gente con la que no tendré nada en común. A lo largo de nuestras vidas muchas personas vienen y van, con algunas fraguamos largas amistades, y con otras nunca llegamos a encajar. Pueden utilizarnos y aprovecharse de nosotros, pero, en cualquier caso, esto puede suceder en ambos mundos. Pero eso es vivir. Siempre merece la pena. Con una sola amiga que haya conseguido, ya me siento afortunada. Y allá cada cuál con su conciencia con el uso que le quiera dar a estas nuevas tecnologías que nos hacen la vida más fácil.

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