Es una escena tan típica y tan incómoda y lesbófoba que muchas de nosotras lo hemos vivido. Estás con tu chica en algún lugar público, os besáis, o incluso simplemente os tomáis la mano, y un hombre se acerca en plan “ligando” y os empieza a dar conversación.
En esta conversación bastante impertinente y desubicada os ofrece un trío, os señala que entre dos mujeres falta algo esencial, “un hombre” y todos esos etcéteras lamentables.
En esta ocasión ha ocurrido el pasado domingo en Valencia. Una pareja de lesbianas se besaba y un hombre de 50 años se acercó porque “quería participar” (ya de solo escribirlo me lleno de rabia). Ellas, claramente, le dijeron que no y le pidieron que las dejara tranquilas.
El hombre comenzó a insultarlas, llamándolas “guarras” y “asquerosas”, como no, porque dos mujeres que se besan son el porno preferido para este tipo de gentuza, pero si dos chicas se besan y no son su producto de consumo, los lesbófobos enloquecen.
De los insultos pasó a escupirlas, tirarles del pelo e incluso dar un puñetazo. Las chicas se defendían como podían. Alguien llamó a la policía que detuvo al agresor. El hombre se justificó ante la policía diciendo que dos mujeres no pueden besarse en la calle y que él, como un hombre mayor, les estaba dando una lección.
El agresor está acusado de un delito de odio. Que lo pague. Y caro. Basta de lesbofobia.