No sólo escribió muchas obras lésbicas, también era abiertamente lesbiana
Esta es la historia de la revolucionaria Yoshiya Nobuko, la literata japonesa que no solo convirtió la novela lésbica el algo leído por todas las jóvenes del país, sino que además vivió una vida como mujer abiertamente lesbiana en un país tremendamente homófobo.
Era una de las escritoras mas prolíficas y que más éxito comercial tenía en los primeros años del siglo XX, especializada en novelas románticas para adolescentes. A raíz de ella nació el conocido como género de Clase S (novelas románticas adolescentes con contenido lésbico, generalmente subtextual).
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Nació en 1896 en Niigata, Japón. Hija de padres samuráis, y en consecuencia conservadores, fue educada para ser madre y esposa, como todas las mujeres de su época en Japón. Pero desde adolescente empezó a escribir, y a desentenderse de aprender sobre tareas domésticas.
Con 19 años se mudó a Tokio, se cortó el pelo, emulando la moda occidental imperante en los años 20, empezó a vestir un estilo propio y se compró un coche y una casa. (Fue de las primeras mujeres en tener posesiones tales). Su propia revolución siguió hasta llegar a ser la primera japonesa en comprarse un caballo de carreras.
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Con 27 años conoció a Monma Chiyo, profesora de matemáticas, con la que tuvo un idilio que duró 50 años. Monma tenía una hija y, de nuevo, Yoshiya fue posiblemente la primera mujer japonesa en adoptar a la hija de su pareja. Crearon toda una familia homomarental. No se escondían. Públicas eran sus fotografías y hablaba de la pareja en entrevistas. Pero nadie la tosía, pues todas las jóvenes de la época eran adictas a sus creaciones.
Su primera obra, Hana Monogatari, es una serie de 52 cuentos de amistades románticas femeninas. Historias que representaban el deseo femenino hacia otras mujeres, la mayoría en un contexto de historia de amor platónico o no correspondido. En una de sus obras, Dos vírgenes en el ático, dos compañeras de piso se enamoran y deciden vivir juntas. Se dice que es el texto más autobiográfico de la autora. Con esa novela, Yoshiya se posicionó visiblemente como feminista y defensora de la diversidad. ¡En 1919!
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Muchos empezaron a cuestionarla, y ella, que era muy inteligente, decidió contar las mismas historias homoerotico románticas pero con un final heterosexual. Eran amigas que se amaban, incluso se acostaban, pero finalmente se casaban con un hombre. Se aprovechó de que la sociedad japonesa no entendía el sexo entre mujeres como algo posible, y les dio lo que pedían, un final “feliz”.
Una revolución de mujer.