No es que yo quiera dudar de la veracidad de un muy, seguramente, serio estudio norteamericano recientemente publicado del centro de investigaciones Pew Research Center. No, esa no podría ser jamás mi intención. ¿Quién soy yo para dudar de cifras sacadas de, seguramente, un método muy eficaz y bien utilizado que poseen para hacer las mediciones? No, yo no lo haría.
Sin embargo, no deja de parecerme curioso que aquel mencionado estudio señale que Chile, mi Chile, se encuentra en el segundo lugar en Latinoamérica con más tolerancia hacia la homosexualidad (o menos homófobo). Sí, segundos, detrás solamente de Argentina. De esa Argentina, que cuenta con una ley de matrimonio igualitario, identidad de género y una recién promulgada de fertilización asistida (que no excluye a las parejas del mismo sexo). Curioso, por decir lo menos, no tenía idea de que estábamos aquí en Chile, tan igualmente adelantados, ellos tienen un 74% de aceptación, nosotros un 68%, estamos bastante cerca. Sigo con mi total impresión de curiosidad ante tan elevadas cifras.
¿Por qué me parece curioso? Quizás porque los políticos de mi país (sí, ese mismo Chile) me han grabado tan a fuego que somos una sociedad que no está preparada para algo tan simple como una unión civil igualitaria, (“No, imposible. Chile está bien así, no le abramos las puertas al lobby gay…”) que si se aprobara algo tan horroroso como el matrimonio igualitario sería la destrucción del matrimonio tradicional, ése que es la base de toda sociedad decente. No, eso no se puede, no estamos preparados. Pero somos tolerantes.
O quizás me parece curioso porque crecí en un Chile que solamente habla de la homosexualidad puertas afuera, de ese Chile que acepta al “colita” simpático, a la lesbiana “normalita” (que no se le vaya a notar tanto porque ahí pasa a ser la tortillera, esa desagradable a la vista), pero vaya a caer la “desgracia” dentro de su familia porque ahí no importa si es igual de simpático o normalita, el desprecio, en lamentablemente la mayoría de las ocasiones, es el mismo.
O tal vez, porque el chileno común, ése que ve la televisión abierta en busca de alguna entretención livianita, se ríe mirando en los programas o telenovelas, esos estereotipos de homosexuales tan bien caracterizados. No podemos quejarnos, esos estereotipos nos “abren las puertas” a la visibilidad o eso dicen los medios. No es que yo lo esté dudando.
No, acá no nos podemos quejar porque de acuerdo a ese estudio, vivo en un país donde la mayoría es “tolerante” hacia la homosexualidad, tan sólo hay que esperar dar ese pequeño paso en el que “tolerar” venga asociado al respeto, nada más que eso, ni siquiera soy tan osada de asociarlo a la aceptación.
No, yo no voy a seguir dudando de tan renombrado estudio, de hecho, si pudiera se lo mostraría a más personas para que supieran en el país que están viviendo. Se lo mostraría a ese gay o a esa lesbiana, que va de la mano de su pareja por la calle y reciben por lo bajo miradas reprobatorias y algún que otro insulto de no tan alto calibre (suertudos, ¿no? Nada más que un insulto). O a esos transexuales, que siendo parte de la sigla que nos une como comunidad LGTB son constantemente los más olvidados y maltratados por la sociedad. Se lo mostraría también a los padres de Daniel Zamudio, sí, ese joven ilustre cuyo apellido está en nada menos que una ley de la república, esa “antidiscriminación” que se tuvo que promulgar con su sangre, luego de que cuatro subnormales neonazis lo golpearan durante horas, sometiéndolo a torturas humillantes que le produjeron la muerte, tan sólo por ser homosexual. Curioso ¿no?, que pasen cosas así en un país tan “tolerante”.
Insisto, no es mi intención dudar, después de todo qué otra cosa podría producirme más felicidad que vivir en un país tolerante que poder pensar que cuando esté preparada voy a poder formar una familia sin el miedo latente de la discriminación. ¿Por qué voy a tener miedo si, según esa cifra, los intolerantes son la minoría? No hay una razón.
Aunque ahora que pienso mejor, y sin mala intención de por medio, ¿por qué tanta lucha de los movimientos de las “minorías” sexuales? ¿Por qué en menos de dos meses, el pasado 22 de junio se salió a marchar otra vez a la calle? No lo sé, quizás todas esas personas que marcharon no están al tanto del estudio, ni del lugar que orgullosamente ocupa nuestro Chile.
Lamentablemente, la divergencia entre los hechos y las cifras sigue aumentando mi desconcierto. Hechos como la golpiza que sufrió el 23 de junio Esteban Navarro. Seis contra uno fue la brutal contienda. Él está aún internado y le amputaron una de sus piernas. Parece que sus agresores (que están libres) no son tan “tolerantes”.
Más duda siento cuando en pleno año electoral, candidatos de ambos sectores se refieren a sí mismos como “tolerantes”, que están a favor de “legislar” pero siguen pensado que el matrimonio es entre un “hombre y una mujer” y lo repiten como mantra “Soy tolerante”, y yo me pregunto: “¿Queremos que nos toleren?”
Personalmente, no. No quiero que me “toleren” cuando esa palabra viene cargada de discriminación. No quiero que me “toleren” cuando me van a seguir haciendo sentir ciudadana de segunda clase que requiere legislación “aparte”. No, no quiero que me toleren. Quiero y exijo que se me respete, como mujer y como lesbiana, como persona que tiene las mismas obligaciones y exige los mismos derechos.
Danya Ríos Maluenda
Esto es sólo una estadística pero algo revela…
Para no extenderme demasiado y con algunas excepciones, está claro que cuanto más desarollado es un país, más apertura.
Bueno, me voy a extender un poco… La pregunta ¿debería aceptarse socialmente la homosexualidad? es como preguntar ¿deberíamos aceptar que la Tierra es redonda y gira sobre su propio eje?
En fin…
Leí esta entrada anoche. Me dejó pensando mucho y por eso no me apresuré en contestar. Soy colombiana y el estudio no dice nada sobre mi país, pero creo que en algo se parece la situación de acá con la de Chile en el tema de la homofobia. Estoy de acuerdo contigo cuando dices que no quieres que te toleren, yo tampoco lo quiero, porque eso significa que los otros son mejores que yo y deben soportarme como soy. Esa palabra está cargada, entre otras cosas, de mucha falta de respeto. La homosexualidad no es algo que se deba estar debatiendo en todo lugar para decidir si se acepta o no, es que no recuerdo que se hiciera lo mismo con la heterosexualidad. Nosotros no somos ciudadanos de segunda categoría, punto, nada que debatir, tenemos los mismos derechos y las mismas responsabilidades.
Chile parece ser hoy en día el epitome de sueño latinoamericano de desarrollo, la perfecta burbuja económica y el sueño libertario. No hay ciudadanos de segunda clase en un país que se abre a las transacciones con los “grandes”.
La pantomima del animal político moderno radica en las múltiples formas de entregar información y no decir nada, de engañar a los ciudadanos de Chile y del mundo. Bajo esta burbuja del “todo es perfecto” la masa social “permite”, “tolera” la existencia de lo que la historia a delimitado como diferente.
Me gusta de tu articulo que haces un llamado a salir de la burbuja, a dejar de menospreciar el propio ser en nombre de una sociedad o de un poder que permite la diferenciación de vida bajo margenes de positivo y negativo, sin tener en cuenta que la vida no debe ser regida por margenes maniqueistas.
El momento de levantar la voz y de dejar de permitir que se alimente la diferencia es ahora, el mundo en general y Chile en particular, no puede seguir permitiendo que se utilice el derecho humano a ser libre y sexual como un arma política para luego ser dejados en la trinchera del olvido porque una minoría imaginaria por quienes ostentan el poder no les es útil hasta la hora de unas posibles elecciones.
Buen análisis y buen llamado dejar de permitir la tolerancia y a comenzar a exigir plena aceptación.
Amo tu sarcasmo elegante 🙂 Pero bien, empezare apoyando esa idea de no se tolerados y mejor ser respetados, siempre he sido de la idea de que es mejor que alguien te respete y se mantenga lejos de ti pero dejandore vivir a tu manera a alguien que te “tolera” y merodea a tu alrededor perturbando tu paz, si bien la nota es sobre ese Chile tolerante, me ha llamado la atención ver a México en un tercer lugar,, porque? Si somos un país que ya goza de matrimonio igualitario (si, yo lo se muy bien xD) y recientemente con la adopción para personas homosexuales? Porque a pesar de tener todo eso aun seguimos viviendo bajo miedos y violencia, simplemente la pasada marcha del orgullo se vivió con miedo, si, la cantidad de gente fue impresionante igual o mas que otros años pero aun así los rumores de “atentados” sonaron y muchas personas desistieron en formar parte de este movimiento, pero otras como siempre y “corriendo” el riesgo o confiando en que vivimos en un país tolerante decidimos ir y marchar pero que pasa que al menos hablando por mi fuimos víctimas de esa policía cero corrupta que tenemos el privilegio de tener en este país Ja! Fantástica tolerancia en la que vivimos, a que voy con todo esto que ya sea México o Chile o donde sea aun tenemos mucho que hacer como comunidad y notas como estas son un paso a decir que aun estamos luchando por tener los mismos derchos aquí allá y donde sea, así que gracias y felicidades por ser una voz en esto.
La tolerancia es algo que siempre me ha parecido gracioso. Muchxs nos llenamos nuestras boquitas con la tolerencia hacia los demás y bla bla blá. La cosa no es tan así, Chile es un país de mierda, que odia todo lo que es diferente a la clásica familia moderna ( o sea, papá,mamá e hijos rubios) Chile es homofóbico, es racista, es clasista. Chile se cree europeo, sueña con ser gringo y hablar francés. Porque Chile es ignorante. Y ojo, soy chilena.
Es complejo ser homosexual en Chile? Sí. Es difícil conseguir reconocimiento social por ser “diferente”? Sí. A la larga, la sociedad en la que me encuentro inserto es una sarta de hipócritas donde el “chiste” de más grueso calibre contra un gay o lesbiana es aplaudido, donde los humoristas hacen apología al odio con sus rutinas sacadas de lo más inmundo de su materia gris, donde lloramos las agresiones que sufre la comunidad LGTB pero que en un dos por tres olvidamos y seguimos haciendo como si nada hubiese pasado.
No necesito tolerancia ni aceptación: exijo igualdad.
Cuanto me alegro!! Poco a poco pero lo importante es que avancemos
jajajaajajajaja un país tolerante, si claro… jajajajaaja
chile un pais en vias de desarrollo en todo tipo de temas … el problema es cuando el desarrollo de un pais se ve limitado por quienes lo gobiernan . Adios a las veteranas comisiones y vamos por acciones !! matriminio igualitario ya !!!!!
Yo creo que la cicudadania chilena tiene una mentalidad mucho mas progre y un sentido de la igualdad mucho mas definida que su propia legislación, solo falta que esto se vea reflejado en sus políticos para así conseguir esa igualdad por la que tanto luchamos.
Yo he estado varias veces de vacaciones con mi pareja y nuestra hija y nunca hemos sentido ningúna clase de discriminación, siempre nos hemos mostrado abiertamente como una pareja gay.
Claro está que existen casos aislados en los está armonía se rompe…. pero también aquí… y por eso que hay que seguir educando a todo ciudadano.
Saludos 😉
Animos desde España. Es un orgullo que mi pais sea el mas tolerante del mundo con la homosexualidad y me encantaria que mis hermanos latinos siguiesen nuestros pasos. Viva la igualdad y la libertad. Un saludo desde Madrid!!!