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El regalo más grande

, publicado el 14 Julio 2012

Junio llegó cargado de sorpresas, emociones, tensiones y alegrías, llegó con dos grandes sorpresas que me sacaron una sonrisa y vi que no todo era tan negro como parecía.

Para mis dieciocho familia y amigos se organizaron para prepararme una fiesta sorpresa, una fiesta dónde no paré de derramar lágrimas de emoción. Al llegar pude ver como todos los asistentes llevaban una chapa con la bandera LGTB de fondo y unas letras que ponían Marta 18, unos la llevaban a conciencia de su significado, otros solo pensaron que era un simple fondo de colorines (Hay tantos colores en mi vida que no es de extrañar!) Esa fue la primera sorpresa pero no tardaron en llegar las próximas.

Las primeras lágrimas afloraron junto un ramo de dieciocho rosas en mano de mis padres, una tarta de chucherías en mano de mi hermana y la voz de mi prima pequeña acompañada de el sonido del Ukelele de una amiga cantando El regalo más grande. Al rato me llevaron a mi habitación del piso nuevo que me habían amueblado entre toda la familia, pero eso no fue lo importante, lo que me emocionó fueron todas las fotografías que había colgando en cuerdas por la habitación. En ellas salía yo con mis amigos y familia desde con meses de vida hasta de hace unos meses, y en ellas, había palabras de cada uno de ellos, palabras dónde me demostraron su apoyo y su “aprobación” de mi forma de ser. Frases como “Orgullosa de lo que eres y de lo que sientes” de mi tía o “Sé tú, sé feliz, pero ante todo sé tú” de mi tío, “Sigue siendo como eres” Me escribió mi prima pequeña, y seguido de un “nosotros te queremos así” me dijo una amiga de la familia. Pero la que más me demostró fue mi hermana, con la que siempre he tenido una relación muy superficial “te quiero, estoy orgullosa (mucho) de ti y de tu desarrollo” admito que soy una llorica y que por nada me salen las lagrimillas, pero al leer eso me puse a llorar como una niña pequeña. Ese día no me salieron las palabras, ninguna, solo pude decir gracias, pero ahora creo que cabe decir que el regalo más grande, fueron ellos y ellas por compartir conmigo un día tan especial.

Como las fechas del orgullo se estaban acercando mis amigos no dudaron en que uno de mis regalos fuera una enorme bandera LGTB la que me hizo convertirme en superlesbiana. Pues así fue, llegó el sábado y Marta se convirtió en superlesbiana para disfrutar de su primer día del orgullo LGTB. Un día esplendido en la que llegó la segunda sorpresa.

Llevaba toda la noche feliz con mi bandera y con eso que cerca de la plaza donde se celebraba el orgullo nos encontramos con un jugador de fútbol famoso que juega en primera división. Yo no había visto el hombre este en mi vida pero con la amiga con la que iba sí, y nada le fuimos a pedir una foto, se hizo mi amiga la foto con él y ya que estábamos me hice yo una con él. Claro yo llevaba mi bandera sobre los hombros y el estaba con un grupo de amigotes que soltaron varias chorradas sobre mi bandera que yo no escuchaba mucho porque como que no iba para mí el asunto. Al ir a ponerme a hacer la foto con él le pregunté si podía salir con mi bandera y me contestó que sí, que porque no iba a poder salir con ella. Lo que más me sorprendió, positivamente fueron sus palabras después de echarnos las fotos: “No les hagas caso, no importa lo que digan los demás, estate orgullosa de lo que eres y de lo que sientes que eso es lo importante” Puede que lo dijera para quedar bien, para que su nombre quedará bien visto pero prefiero quedarme con la esperanza que lo dijo porque lo sentía y lo pensaba, y poder así demostrar que todo va cambiando y que aunque no se atrevan a salir, de momento, mucha gente famosa, importante o conocida a defender los derechos LGTB y a demostrar su apoyo en público y delante de todos, sí que tengan esos pequeños gestos, que al menos a mí, me hicieron acabar el día con una sonrisa en la boca.

Categorías: Lesbianópolis
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