¿Existe la moda lésbica?

La moda es algo que puede parecer banal, snob, antiecológico y al alcance de poca gente, pero, si te hablo de ropa ya bajamos el nivel, ¿cierto? Y es que todas las personas del mundo utilizamos la ropa para cubrirnos. No estaría muy lejos de la realidad si afirmo que la forma en la que utilizamos la ropa nos define de alguna manera. Tanto si nos preocupa lo que nos ponemos como si no la ropa cuenta algo de nuestra historia, y es ahí donde yo quería llegar.

Ser diferente es algo que mucha gente valora. No seguir las reglas. Romper los límites establecidos por la gran industria de la moda es algo que no siempre es fácil. ¿Podemos utilizar la fast fashion para ser diferentes? Primero tendremos que saber qué es la fast fashion para saber si podemos o queremos huir de ella, total o parcialmente, o no.

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El fast fashion (moda rápida) habla de los grandes volúmenes de ropa que se producen a un ritmo vertiginoso y que provoca, entre otras cosas, decenas de colecciones al año, cuando antes sólo teníamos dos (otoño/invierno y primavera/verano), prendas de escasa calidad, casi de usar y tirar, precariedad laboral, explotación (también infantil), la creación de una necesidad en el usuario de desechar rápidamente su armario en pos de uno nuevo, contaminación y un uso excesivo de los recursos naturales.

Como podéis comprobar no parece que este tipo de moda que usamos desde hace unos 20 años sea lo más sostenible. Pero eso es harina de otro costal. Sigamos, pues, con nuestra diatriba sobre si existe la moda lésbica. Podemos decir que la visibilidad lésbica ha hecho que lo que se consideraba “ropa de lesbianas”, o sea ropa ancha y camisas de cuadros en el imaginario heteronormativo, se haya diluido en un mar de moda, estilos y diversidades. De hecho, sabemos que hasta nos han clasificado en base a esa moda. Tenemos un montón de tipos: las butch y soft butch, las femme, las lipstick, las sport, las tomboy (y tomfem), las skaters, las modernas que van a festivales, las frikis (anime, kpop, la gamer...), la bollera choni EXISTE, la que ama la naturaleza o bollera Quechua que tiene que ser vegana, la jefaza... La lista podría ser más larga. Seguro que a vosotras se os ocurren muchos tipos más. Podemos ser uno o varios tipos de éstos y cambiar nuestro “style” dependiendo de nuestro “mood”.

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Creo que todas somos capaces de imaginarnos la estética de cada uno de estos tipos de bolleras (que hemos hecho en clave de humor, pero que todas sabemos que existen) y, si lo pensamos un poco, podemos incluso sacar marcas que amamos dependiendo de nuestro estilo. La primera que se me viene a la cabeza es Vans, pero pueden ser otras como cualquiera de Decathlon, Adidas y Nike, Levis, Converse en el lado más sport y Bimba y Lola o Zara en el lado más chic. Vamos a hacer un ejercicio. Cierra los ojos y piensa en estos tipos: la lesbiana de pantalones cargo, Nike Jordan, camiseta suelta y gorra (tenemos la versión pelo corto y ultra largo); la de shorts tipo rocky con calcetines super altos con rayas; la de vaqueros rotos (skinny o mom) con botas militares, camiseta pegada y sobrecamisa; la que parece Avril Lavigne o la que quiere ser Cara Delenvigne o Kristen Stewart. Yo veo a mis amigas, no sé vosotras.

En mi opinión, la moda es algo que nos afecta, queramos o no, pero lo más importante es que no debe oprimirnos ni dejarnos no ser nosotras mismas. Utiliza la ropa para expresarte, no dejes que te encasille. Utiliza hoy un vestidazo si te apetece y mañana unas botas militares. O mejor, utilizalo todo junto si te apetece. Compra ropa vintage, mézclala con la tuya. Pídele ropa a tu madre o a tu abuela; busca tu propio estilo.

Y tú, ¿qué piensas? ¿Crees que existe la moda lésbica? Te leo.